Seis Grados Que Podrían Cambiar El Mundo
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Autoría del artículo que sigue:
JAVIER SILVA HERRERA
REDACCIÓN VIDA DE HOY
A través del documental ‘Seis Grados’ se conocerán las nuevas implicaciones grado por grado del calentamiento. Está inspirado en un libro del periodista Mark Lynas.
La temperatura del planeta ha aumentado en 0,6 grados centígrados en las últimas décadas. A primera vista parece un incremento insignificante, pero ha sido suficiente para que los cinco continentes resistan inundaciones inusuales, sequías y hambrunas, huracanes trágicos e incluso el derretimiento de sus principales superficies heladas. En la última década, por causas relacionadas con el calentamiento global, 1′200.000 personas murieron, y en el mismo periodo el número anual de damnificados subió en un 17 por ciento, al pasar de 230 millones a 270 millones.
Pero las cosas podrían agravarse. Y cada grado adicional que marque el termómetro significará la llegada de más tragedias impensables.
Esto es lo que plantea Mark Lynas, periodista inglés autor del libro Seis Grados, publicado en abril del 2007, y que fue transformado en un documental que se verá mañana a las 8 de la noche por el canal National Geographic.
Basado en proyecciones y modelos climáticos, Lynas le explicó a EL TIEMPO las consecuencias que tendría ese constante aumento de la temperatura en los próximos años.
Un grado más: se acabaría el hielo del Ártico.
Lynas plantea la desaparición del hielo del Ártico durante medio año si la temperatura sube solo un grado centígrado más. Además, las mareas podrían sumergir todas las viviendas de la costa de la Bahía de Bengala, entre Birmania e India, donde habitan más de un millón de personas. Habría huracanes en el Atlántico Sur, sequías severas en el oeste de Estados Unidos donde se ubican ciudades como San Diego, San Francisco, Las Vegas y Los Ángeles y se verían cambios inesperados en la agricultura de Inglaterra, donde hay más de 400 viñedos.
Más 2 grados: se acabarían las barreras de coral.
Se aceleraría el derretimiento de los glaciares de Groenlandia. Del glaciar Jakobshavn se desprenderían porciones de hielo que si se derritieran serían suficientes para abastecer con agua potable a todos los habitantes de Nueva York por un año. La extinción de los osos polares no tendría vuelta atrás y los insectos podrían comenzar a migrar a muchas regiones que se han vuelto más templadas, un hecho que ya es evidente en regiones de Brasil, Venezuela y Colombia. La isla-nación de Tuvalu, en el Pacífico sur, podría quedar sumergida por las mareas y las barreras de coral desaparecerían, porque no resistirían el aumento de la temperatura del agua.
Más 3 grados: la amenaza caería sobre la selva del Amazonas
La nieve de los Alpes se acabaría y las olas de calor serían lo normal en el Mediterráneo y en la mitad de Europa central. Los huracanes de categoría 6, peores que ‘Katrina’, serían más frecuentes y la selva del Amazonas podría desaparecer por la proliferación de incendios.
Más 4 grados: desaparecerían Venecia y parte de Egipto. El derretimiento de los glaciares del Himalaya, que alimentan el río Ganges, se produciría antes del 2035. La inundaciones serían frecuentes. Además, sin nieve que produzca agua, habría hambrunas. El norte de Canadá se convertiría en la zona agrícola más prolífica del planeta y los hielos del oeste de la Antártida podrían colapsar elevando el nivel del mar hasta la destrucción de zonas costeras de América Latina. También se inundaría por completo Venecia (Italia) y zonas de Egipto y Bangladesh.
Más 5 grados: no habría agua para Los Ángeles, El Cairo, Lima o Bombay.
Ante un escenario de este tipo, la guerra por el líquido sería inminente, una situación que muchos de los expertos del mundo han anunciado.
Más 6 grados: nos devolveríamos al periodo Cretácico.
Por falta de nutrientes, y ante la extinción de más del 70 por ciento de las especies, el océano se vería azul brillante. Los desiertos avanzarían sobre los continentes. Los desastres serían asunto de todos los días y muchas de las principales ciudades del mundo, como Nueva York, estarían bajo el agua. El mundo podría parecerse al período Cretácico, 144 millones de años atrás, en el que solamente un 18 por ciento de la superficie de la Tierra estaba sobre el nivel de las aguas, cifra que hoy se acerca al 30 por ciento.
MARK LYNAS LE RESPONDE A EL TIEMPO
¿Cuál es principal aporte que hace ‘Seis Grados’?
No solo es un gran documento testimonial, también muestra claramente las consecuencias del calentamiento en más de 40 gráficos en tercera dimensión.
¿Hay algún lugar del mundo dónde los cambios climáticos sean tan notorios que se asemejen a escenarios con aumentos de uno o dos grados de temperatura?
Australia ya ha experimentado incrementos de un grado y ya tuvo sequías históricas. En Sydney, el monitoreo climático es rutinario y está en constante riesgo por incendios forestales. Solo en el 2001 hubo 800 emergencias de este tipo.
¿Cómo encontró el Amazonas?
Hay muchos daños, principalmente por deforestación, pero si la temperatura sube algunos grados más la situación sería catastrófica para Colombia, Perú y Brasil.
¿En qué lugar del planeta no hay muestras de los efectos del calentamiento global?
Los efectos cobijan todo planeta, pero tal vez Irlanda es un país que aún conserva grandes zonas protectoras y no percibe cambios tan extremos.
¿Algo sencillo que los estados puedan hacer para ayudar al planeta a mitigar los cambios?
Esforzarnos por buscar el sol y aprovechar que esta es la mejor fuente de energía. La generación de electricidad a partir de paneles solares es ideal para reducir las emisiones.
JAVIER SILVA HERRERA
REDACCIÓN VIDA DE HOY
“Seis grados nos separan del infierno”: Lynas
Por: Ricardo Pineda / Panorama
Fecha de publicación: 24/02/08
Mark Lynas
Credito: Panorama
23 de febrero 2008. - Mark Lynas es un especialista en el tema del calentamiento global y escritor del libro que inspiró el documental Seis grados que podrían cambiar al mundo, que se estrena esta noche, a las 8:30, en el canal de subscripción por cable National Geographic (NatGeo).
El programa describe lo que sucedería en diferentes lugarse en este siglo con la aceleración del este fenómeno climático.
Por ejemplo, en cuatro décadas los glaciares en los Himalayas, fuente de agua para millones de personas, podrían desaparecer. Y para fines de este siglo el Amazonas, hogar para la mitad de la biodiversidad mundial, podría convertirse en una árida sabana. Ni hablar de los glaciares en Groenlandia.
—¿Se pueden prevenir esto?
—La solución es muy simple: tenemos que eliminar las emisiones de gases, producto del efecto invernadero. La explotación del carbón, gas o petróleo debe ser disminuida por una forma de energía más limpia. Aunque el calentamiento global no está fuera de control, el planeta se tendrá que adaptar ello de manera inevitable. Ya esto sucede significativamente con los cambios atmosféricos (o eventos extremos) que percibimos en nuestro mundo.
—Pero a veces se asocia el calentamiento “global” como una agenda exclusiva de los países desarrollados.
—Bueno, las grandes potencias (y me refiero a los Estados Unidos, Japón, Europa y Australia) son responsables de la vasta mayoría del incremento de la liberación de gases en la atmósfera. El efecto invernadero es, en gran parte, responsabilidad de los países más ricos. No se puede culpar a los países en vías de desarrollo por los problemas que ahora enfrentamos, pero el futuro tampoco se ve muy promisorio. La industrialización en India, Brasil y otros países en Latinoamérica ya contribuyen a seguir alcanzando niveles muy altos. Necesitamos hacer saber que estas cifras en aumento continúan.
—¿Los cambios que usted propone serán graduales o durarán indefinidamente?
—Todo depende de la condición de vida promedio de la temperatura del planeta. Puede durar por décadas, pero sería muy dramático si vemos las temperaturas aumentar cinco u ocho grados más al final del siglo.
—Entrando en un punto de vista filosófico y pesimista, ¿no le parece que se intenta posponer la inevitable autodestrucción del planeta?
—No pienso que cualquier cosa sea inevitable. Todo depende de la libre decisión que tomemos sobre nuestra civilización y sus gobiernos, que deben responder a nuestros intereses. Esto no es problema que está programado por un poder supremo, se trata de la elección que tenemos los seres humanos en términos de estructurar un estilo de vida próspero. Tenemos el poder para hacer eso.
—¿Qué nos puede adelantar en cuanto a sus seis propuestas?
—Son cosas muy sencillas de hacer, pero deberías ver el programa primero para entender los riesgos que enfrentamos. Espero que estas medidas sean apoyadas. Debido a la protesta de Kioto, estoy optimista sobre lo que pasará en el futuro.
—¿No le parece una moda la campaña que hacen algunas celebridades en torno a esta problemática ambiental?
—Todo parece una moda cuando se comienza, pero el hecho es que las personas (sean ricas, pobres, famosas o no) se dan cuenta de la importancia de este asunto. Si Hollywood se sube a bordo, ¿por qué no recibirlo con gratitud?
—¿Qué le parece el trabajo de Al Gore con la gira y documental Una conveniente verdad?
—El hecho de que Al Gore haya perdido las elecciones presidenciales (a pesar de haberlas ganado en votos) ha sido una bendición para el clima del mundo. Eso le ha permitido convertirse en un elocuente militante por la causa, despertado conciencias en torno a tan delicado tema a nivel mundial. Creo que tiene bien merecido el premio Nobel y, gracias a iniciativas como esa, es que el mundo se dirige hacia un mejor camino.
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